sábado, 3 de noviembre de 2012

Acto III.- Brenda y el regalo de Dios


Taemin se iba directo al trabajo después de que sus clases finalizaban. El dueño del bar era normalmente brusco, un hombre inglés de pocas palabras. Dio una mirada a Taemin y silenciosamente coloco un plato de comida para él.

El menú era una ración normal para la clase trabajadora:
Pescado frito y papas. Taemin ya se había cansado de lo mismo, pero no estaba en posición de exigir lujos.

 Comió en la esquina del bar, luego se fue a la parte trasera del mismo. Estaría trabajando sin parar desde ese momento hasta la media noche.
El bar estaba lleno de la energía de los trabajadores que venían de sus labores a casa.

La principal tarea de Taemin era el lavar los platos en la parte trasera del bar.

Era físicamente exhaustivo el trabajar en su trabajo de medio tiempo después de las demandas de los ensayos de baile durante el día en clases, a pesar de todo se la pasaba bien escuchando las conversaciones tan rápidas que se encontraban a su alrededor, la única cosa que hacía de su trabajo algo agradable. Y también en algunas ocasiones los clientes lo invitaban a una cerveza.

Cuando había terminado de lavar la primera tanda de platos, dirigió su mirada al fondo del bar. Ese era el lugar en el que Brenda, un cliente regular, se sentaba usualmente.

En el curso de sus tantas conversaciones con ella, se había sorprendido al descubrir que Brenda era únicamente 10 años mayor que él. Estaba seguro que ella tenía más o menos la misma edad que su madre. Y aun tomando en cuenta de que los de occidente envejecen más de rápido que los orientales, y el hecho de que su mama se mirara sorprendente mente joven para su edad, aun no podía creer cuan joven era Brenda.

Aparentemente, no llevaba una vida muy cómoda, siempre vestía con ropa fuera de moda y de segunda mano. Siempre ordenaba una cerveza y la contemplaba como si fuera algo precioso antes de irse a casa.

 Ella le había contado que sus padres habían muero hacía tiempo y que ella había vivido sola desde ese momento. Pero eso no parecía ser suficiente para hacer su vida tan desgraciada. Siempre mostrándole una sonrisa amigable, Brenda siempre se mostraba preocupada por el bienestar de Taemin, ya que había viajado a un lugar tan lejano como Inglaterra solo. Ella también había negociado con el dueño del bar para que se incluyeran comidas en su pago.

Ella era alguien inusual entre los ingleses, que por lo general se mantenían al margen y no se inmiscuían en los asuntos de las demás personas.
Brenda no se había aparecido por el bar en un buen tiempo.

Taemin recordaba que la había escuchado toser constantemente la última vez que la había visto, y había comenzado a preocuparse.

“Pienso que de verdad está enferma.”

“Si alguna vez necesitas algo puedes venir a verme.” Le había dicho una vez. Sin familiares en Inglaterra, sus palabras se habían grabado directamente en el corazón de Taemin, que se había encontrado lleno de soledad.

Debe ser difícil el manejarse si está sola y enferma.
Taemin decidió ir a buscarla.

Caminando por una calle sórdida en la parte mala de la ciudad en medio del amargo invierno, Taemin finalmente diviso el apartamento que estaba buscando. El edificio era bastante viejo.

Parecía ser un edificio construido mucho antes de que Taemin naciera.
El interior era oscuro, y olía a moho y polvo. Le falto coraje para tomar el elevador, el cual parecía que iba a colapsar en cualquier momento, así que decidió subir por las rechinantes escaleras hacia la habitación de Brenda en el tercer piso. No pudo encontrar el timbre por ninguna parte, así que toco la puerta tímidamente.
No hubo respuesta.
Tocó un más fuerte.
“¡Deja el escándalo!” una voz gritó desde adentro.
La puerta se abrió violentamente y una mujer que llevaba puesto el maquillaje de una manera exagerada apareció, causando que Taemin gritara.
Estaba en un completo pánico por el shock que le había causado el gritarle a la otra persona.
“Lo- lo siento” consiguió a tartamudear. “Um, Yo- yo soy un amigo de Brenda.”

La mujer vio a Taemin con enojo, inspeccionándolo de pies a cabeza. “¿Eres un cliente?”
Taemin asintió con la cabeza.
“No poseemos nada que valga la pena robar,” le dijo la mujer, hablando fuertemente con un acento de clase baja, el cual era difícil de comprender para Taemin. “La puerta está abierta, así que no tienes que tocar educadamente, solo pasa.”

Habiendo dicho eso, la mujer ingresó nuevamente al departamento.
Incapaz de irse habiendo venido hasta aquí, Taemin ingresó temerosamente a la habitación.

Botellas de licor vacías y ropa sucia estaban dispersas por todas partes, toda la habitación se encontraba desordenada. La mujer en la puerta estaba cubierta con un chal y estaba inhalando profundamente un cigarro.

La habitación no tenía calefacción y estaba literalmente congelantemente fría. La calefacción debía estar descompuesta porque la temperatura adentro era igual de fría que en la calle, y Taemin no podía tolerar quitarse su propia chaqueta.

“La habitación de Brenda esta por allá” le dijo la mujer mientras le apuntaba la dirección con la barbilla en dirección a una de las puertas.
Aparentemente, Brenda compartía su apartamento con lo menos otra persona, quizás más.

Taemin abrió la puerta que la mujer le había mostrado.
Aquí tampoco había diferencia alguna con la temperatura.
Tampoco estaba iluminada. Con la luz que se asomaba de la habitación principal, apenas pudo distinguir la figura del cuerpo de Brenda, que se encontraba postrado sobre la cama.

“¿Eres tú May?” La voz de Brenda se escuchó en la habitación.
May era el apodo que había nacido cuando Taemin explicó que el significado de su nombre provenía de la palabra Coreana antigua para ese mes (Mayo). “Taemin” era difícil de pronunciar para las personas inglesas, así que había comenzado a utilizar el nombre de May, inclusive en su escuela.

Brenda intentó sentarse. “¿Qué haces aquí? ¿Necesitas ayuda?”
Sus mejíllas estaban hundidas y pálidas, cualquiera podía notar que ella se estaba desgastando rápidamente. Taemin volvió a ver hacia otro lado.

“Me encuentro bien,” le dijo “Es solo que noté que ya no has venido al bar en los últimos días. ¿Cómo te encuentras? ¿Has ido a ver a un doctor?”
“Es el final perfecto de mi vida si muero aquí” respondió desanimadamente.

 “¿Brenda?” Taemin dijo casi suspirando.

“Estoy feliz de que hayas venido May. Hay algo que quiero que guardes para mí.” Brenda deslizo su mano debajo de su almohada y sacó una delgada cadena. “Es algo que no quiero que mis compañeras de habitación vean.”

Le entregó la delgada cadena a Taemin. A primera vista parecía ser un collar, pero viendo más detalladamente, Taemin noto que en vez de un dije, la cadena portaba un anillo con una piedra azul trasparente.
“Dios apareció frente a mi hace dos años y me lo dio.” Brenda susurró con convicción.

“¿Dios?” Taemin repitió en forma de pregunta.
“Si” Brenda respondió. “Hasta ese momento, mi vida no había sido nada más que sufrimiento. Mi madre me abandonó después de nacer. ¿Lo sabías? Y mi padre era un alcohólico. Cuando era pequeña me vendía a las personas a cambio de dinero para beber. Finalmente murió cuando tenía 17 años, y por fin fui libre. Pero nunca fui a la escuela, así que no sabía otra forma de sobrevivir que no fuera vendiendo mi cuerpo.”

Taemin no podía creer lo que escuchaba. La historia que Brenda le estaba diciendo fervientemente era para él incomprensible comparada con su pacífica vida en Corea.

“Pero Dios no me abandonó,” Brenda continuó. “Me dio este anillo como recompensa por haber sobrevivido. Me dijo que lo podía vender por una gran cantidad de dinero. Era tan hermoso, era como despertar de una pesadilla para ver su cabello dorado. Lo reconocí inmediatamente. Era Dios. Así que le dije, ‘No puedo vender tu anillo.

Lo atesoraré por siempre. Así que por favor ven a verme otra vez.’ Y ahora, hay algo que quiero que hagas, May.”

“¿Qué cosa?” preguntó Taemin
 “Quiero que se lo devuelvas por mí. Si alguna vez llega al bar donde trabajas, por favor---” Brenda fue interrumpida por la tos.

“¡Brenda!” gritó Taemin en desesperación.

La tos no mostraba señas de querer detenerse. Y esa no era una tos común y corriente. Era una tos que desgarraba la garganta, como bronquitis.

Cuando su hermano mayor había tenido una tos así cuando eran niños se había debido al asma. Cada vez que el asma aparecía, tenía que ser hospitalizado y su madre dejaba a Taemin atrás para ir con su hermano. Taemin era muy joven en ese entonces, y siempre había estado celoso de su hermano monopolizando a su madre.

La compañera de habitación de Brenda llegó al escuchar la tos de Brenda.
“¡Voy a llamar a una ambulancia esta vez Brenda!” gritó. “No quiero que nos contagies con algún virus serio.”

Brenda no contestó y siguió tosiendo dolorosamente.
“Oye chico, no te puedes quedar aquí para siempre” la mujer lo hizo entrar en razón. “Se está haciendo tarde, así que apresúrate y vete a casa. Yo me encargaré de ver que podemos hacer con ella.”

La mujer habló rápidamente así que Taemin no tuvo opción más que obedecer.

“Recuerda… May…” Brenda gimió dolorosamente.

El verla así afectaba a Taemin. Asintió firmemente, esperando el poder confortarla así. Una mirada de alivio apareció en su rostro.

La mujer vio sospechosamente a Taemin.
Taemin partió del departamento con una gran renuencia.
Esa sería la última vez que vería a Brenda.

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