Minho se dirigió a la habitación donde Taemin
se encontraba.
Tocó la puerta pero no hubo respuesta.
“¿Taemin?” susurró.
Entró a la habitación y comenzó a revisar
los alrededores.
Eventualmente notó un bulto en las sabanas
de la cama. Espió cuidadosamente entre ellas.
Taemin estaba dormido, su cara
completamente desprotegida.
Debió de haber estado exhausto por el
viaje en auto. Sus pestañas largas creaban sombras en su rostro. Su cabello castaño
claro brillante reposaba sobre su mejía y Minho gentilmente lo removió.
La piel blanca de los asiáticos parecía
tan suave como el de una muñeca de porcelana.
Minho acarició la mejía de Taemin con su
dedo. Sin embargo no sintió el frío de la porcelana, si no el calor de un
cuerpo humano.
Besó tiernamente los labios de Taemin para
despertarlo.
* * * * * * * *
Un olor fresco llego a las fosas nasales
de Taemin.
“Huele como a la colonia de Minho,”
pensó mientras dormía.
Algo tibio acarició sus labios. Cuando
abrió sus ojos, observó el rostro de Minho sonriéndole.
“Debes levantarte,” Minho indicó. “Es hora
de cenar.”
“Lo siento,” Taemin se levantó
rápidamente.
El castaño llevaba puesta una corbata
blanca. Estaba vestido como si fuera a salir a una fiesta, a pesar de que solo
era una cena en casa.
Taemin estaba confundido.
“¿Debería cambiarme también?” preguntó.
“Probablemente,” fue la respuesta. “Es un
poco formal, así que ¿tal vez un vestido?”
Alguien había traído a la habitación las
bolsas de equipaje que estaban en el auto mientras estaba durmiendo.
Tomo un vestido largo de seda color crema.
Era un poco escotado del pecho pero si llevaba una chaqueta con cuello alto eso
no sería un problema.
Se levantó el cabello y limpió los signos
de dormido que tenía en la cara, se puso lápiz labial y las preparaciones
estaban completadas.
“¿Se ve raro?” Taemin preguntó a Minho.
Se sentía un poco inseguro ya que el
hombre había visto todo el proceso en silencio.
“Está
bien. Te ves lindo” Minho asintió, viéndose satisfecho.
“Bueno entonces, mi dama, ¿puedo tomar su
brazo?”
Taemin puso su mano alrededor del brazo
que le habían ofrecido.
El sol ya se había ocultado y las ventanas
estaban llenas de oscuridad.
Pasando a través de una galería con poca
iluminación fueron al piso de abajo.
Taemin estaba siendo escoltado dentro de
un espacioso comedor y se sentó en una mesa que podía fácil albergar a ocho
personas.
Un candelero iluminado fue colocado en el
centro de la mesa y la vajilla de plata había sido perfectamente colocada.
Una vez Minho había escoltado a Taemin a
su asiento el tomó el suyo.
Solo se encontraban los dos en la mesa,
pero había un gran número de meseros, incluyendo al mayordomo, parados detrás
de ellos junto a la pared.
La comida comenzó con hors d’oeuvres (tipo
de canapé) y sopa, justo como una verdadera cena sofisticada, pero Taemin
estaba tan nervioso que apenas pudo saborear la comida.
Hacer conversación con su anfitrión era
bastante difícil. Estaba demasiado consciente de las personas que se
encontraban detrás de él estuvieran escuchando, así que todo lo que hacía era
asentir en respuesta a la conversación por temor a decir algo indebido.
“¿May, estas nerviosa?”, preguntó
curiosamente Minho, al ver el extraño comportamiento de Taemin. Soltó una
risita cuando Taemin volvió a asentir. “¿Aun cuando eres un actriz?”
Para Taemin, era más extraño que Minho
estuviera tan calmado con tanta gente observándolo, pero probablemente esto se debía
a que había crecido siendo servido por tantas personas y se había vuelto inmune
a sus miradas.
Taemin trato de regresar la ironía de Minho
lo mejor que pudo.
“Eres mejor actor de lo que yo soy.”
“Nunca lo hubiese imaginado.” Minho se rió
felizmente, como si algo bastante gracioso hubiera pasado.
* * * * * * * *
“Es un tanto difícil, así que te enseñaré
los alrededores de la casa,” dijo Minho a Taemin después de la cena, como si
estuviera buscando una forma de complacer a su visitante.
Incapaz de enfadarse para siempre, Taemin
aceptó un poco reacio.
Fue guiado a la habitación contigua al
comedor. Había una mesa de billar en el centro.
“Como puedes observar,” dijo Minho, “este
es el salón del billar, donde los caballeros se reúnen cuando sus esposas se
han ido a la cama.”
Taemin no conocía a nadie que tuviera su
propio salón del billar, pero ya no le sorprendía esa clase de cosas. ¿Quién
sabe qué otras cosas poseía Lord Choi?
Dejaron el salón del billar y entraron a
otra habitación larga.
“Este salón es llamado el bar,” Minho
continuaba explicando.
“Cuando mi madre estaba con vida,
organizaba fiestas que podían durar de cuatro a seis horas cada vez, pero ahora
simplemente está vacío.”
Taemin se percató que esta era la primera
vez que Minho hablaba de sus padres.
“¿Tu madre está muerta?” preguntó.
“Tanto
ella como mi padre murieron en un accidente de tránsito cuando yo tenía 20,” Minho
contestó. “Aunque no hubiera habido mucha diferencia si hubieran muerto antes.
Mi padre siempre estaba ocupado trabajado por lo que nunca lo veía y mi
madre…bueno, mi madre estaba demasiado preocupada en sí misma.”
Taemin se sentía mortificado.
El
entendía lo que significaba no ser amado por sus propios padres.
Su padre siempre llegaba tarde a casa y su
cada vez que su hermano mayor había estado en el hospital, el se quedaba solo
en su casa.
Nunca olvidaría lo desolado que se sintió al
pasar tanto tiempo en una casa vacía que carecía completamente del calor
humano.
¿Se había sentido Minho de la misma manera
en la que
Taemin lo había hecho? Por primera vez, se
sintió más cercano al hombre.
“Bueno, una cosa es segura—no tengo
recuerdos apegados a este lugar. A continuación te mostraré el estudio.” En el
rostro de Minho se dibujó una amarga sonrisa y se apresuró a salir del bar.
En la habitación que entraron había
grandes libreras todas cubiertas de libros. Era más una biblioteca de
antigüedades que un estudio.
Taemin fue inundado por un sentimiento de
que estaba vagando en un cuarto secundario en un museo.
“Te enseñaré algo interesante Taemin.” Minho
tomo un libro y se lo entregó a Taemin. “Es una copia original de Hamlet.”
Taemin se sintió mareado. Cualquier
coleccionista estaría emocionado de solo poder verle, pero esto estaba guardado
tan descuidadamente.
Seguramente había más tesoros escondidos
por ahí.
Cuidadosamente hojeó el libro. No tenía
oportunidad de entenderle, ya que estaba escrito en inglés arcaico.
Minho le guiño. “Incluso los británicos no
lo pueden entender, así que no te sientas mal.”
Cuando dejaron el estudio, observaron otro
comedor, diferente de aquel en el que habían cenado. Este era más grande aún,
con una mesa que podía albergar unas 12 personas.
“Más allá de aquí está el cuarto que yo
mismo utilizo” Minho señaló. “Y en el piso de abajo se encuentran la cocina y
las habitaciones de los sirvientes. Ahí es el lugar donde no tengo permitido
entrar.”
“¿No tienes permitido?” Taemin repitió de
manera interrogante.
“No les gusta. Solo podía ir a espiar
cuando era un niño.” Minho sonrió amargamente. “Aun así, esta casa es bastante
grande, antigua y aburrida, ¿no es así?”
“¡No! Me alegra que me la hayas mostrado” Taemin
dijo insistente.
Minho sonrió animadamente. “Me alegra que
pienses eso.”
Una gran cantidad de tiempo había pasado
desde que iniciaron el tour.
Taemin se sintió oprimido por el esplendor
de la casa. El sentimiento de cercanía que había sentido en el bar no lo había acompañado
a otros lugares de la casa.
Cada centímetro de Minho era de un
aristócrata. Era parte de un mundo completamente distinto del que Taemin había
vivido.
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